EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA
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ODAS DE HORACIO- LIBRO IV- XIII A LICE

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Mensaje por Roana Varela Jue Dic 26, 2013 5:06 am

XIII A LICE

Los dioses, Lice, oyeron mis votos; me oyeron, Lice: estás vieja; pretendes, sin embargo, parecer hermosa; jugueteas y bebes sin pudor, y con la voz trémula de la embriaguez llamas a Cupido, que sordo a tus quejas reposa sobre las frescas y encarnadas mejillas de Quía, hábil en pulsar el laúd.
Cupido abandona desdeñoso las encinas despojadas de verdor y huye de ti, porque tienes negros los dientes, las arrugas surcan tu faz y las canas blanquean tu cabellos.
Ni la púrpura de Cos, ni las piedras preciosas te volverán aquellos días que el tiempo volador sepultara una vez en los fastos pasados.
¿Qué fue de tu belleza, las rosas de tu cutis y la nobleza de tu andar? ¿Qué te queda de aquella otra Lice, que me inspiraba tanto amor, me enajenaba de mí mismo, y era, por las gracias insinuantes de su lindo rostro, la que después de Cínara me hacía más feliz? Pero el destino, que concedió a Cínara pocos años de vida, conservó la de Lice hasta igualar en su edad a la decrépita corneja, para que la fogosa juventud contemplase , prorrumpiendo en risas insolentes, una antorcha reducida a blancas cenizas.
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