Blancos en la tarde
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Blancos en la tarde
Blancos en la tarde
Frío. Vive en la tarde. El blanco abraza la corteza de los árboles, como si hubiera hallado descanso en sus ramas. No puedo hablar de nieve.
Heredera de su color, efímera en el tiempo, inmutable con el último sol, la delicada flor del almendro se mece elegante. Un aroma exquisito habita el valle.
El paisaje en mi camino hacia Arnes roza la delicia. Los viejos muros de piedra, verdadera arqueología del tiempo, encierran o escalonan bancales. Los márgenes delimitan franjas verdes, mientras los ocres anidan en las cepas mutiladas. Son como zarpas en un intento absurdo de atrapar la nada. Alrededor de esta ausencia, retorcidos, los olivos disponen un tono bíblico.
Els Ports separan las llanuras del bajo Ebro y el Montsià del Matarranya y la Terra Alta. La silueta abrupta de estas comarcas interiores se adivina agrietada, abundan los riscales, las fallas, los encabalgamientos. En la lejanía, el gris se difumina en el azul y las uniformiza.
Me detengo. Intento reconocerme en su color equívoco. Es el mismo matiz que adquiría el iris de mi abuela al ir envejeciendo, una tonalidad semejante a la de los recién nacidos. Siento que es el final de un ciclo, que el mundo inaugura secuencias.
Todavía tengo frente a mí la flor del almendro. Me dejo acariciar por la luz tibia de la tarde. Me ayuda a fundirme en una única idea. Extraer del blanco tan sólo la belleza, en busca de la única patria.
Coia Valls
Frío. Vive en la tarde. El blanco abraza la corteza de los árboles, como si hubiera hallado descanso en sus ramas. No puedo hablar de nieve.
Heredera de su color, efímera en el tiempo, inmutable con el último sol, la delicada flor del almendro se mece elegante. Un aroma exquisito habita el valle.
El paisaje en mi camino hacia Arnes roza la delicia. Los viejos muros de piedra, verdadera arqueología del tiempo, encierran o escalonan bancales. Los márgenes delimitan franjas verdes, mientras los ocres anidan en las cepas mutiladas. Son como zarpas en un intento absurdo de atrapar la nada. Alrededor de esta ausencia, retorcidos, los olivos disponen un tono bíblico.
Els Ports separan las llanuras del bajo Ebro y el Montsià del Matarranya y la Terra Alta. La silueta abrupta de estas comarcas interiores se adivina agrietada, abundan los riscales, las fallas, los encabalgamientos. En la lejanía, el gris se difumina en el azul y las uniformiza.
Me detengo. Intento reconocerme en su color equívoco. Es el mismo matiz que adquiría el iris de mi abuela al ir envejeciendo, una tonalidad semejante a la de los recién nacidos. Siento que es el final de un ciclo, que el mundo inaugura secuencias.
Todavía tengo frente a mí la flor del almendro. Me dejo acariciar por la luz tibia de la tarde. Me ayuda a fundirme en una única idea. Extraer del blanco tan sólo la belleza, en busca de la única patria.
Coia Valls
Luxor- Poeta especial
- Cantidad de envíos : 1245
Puntos : 56204
Fecha de inscripción : 14/10/2009
Re: Blancos en la tarde
Placer leer este escrito,saludos.
Juan Antonio- Cantidad de envíos : 917
Puntos : 45073
Fecha de inscripción : 23/09/2012
Re: Blancos en la tarde
Un gusto ver tu aporte al foro, saludos
Roana Varela- Moderadora
- Cantidad de envíos : 4395
Puntos : 52838
Fecha de inscripción : 25/10/2012
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