EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA
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Más que deseo

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Mensaje por Armando Lopez Dom Jun 14, 2015 10:18 pm

Más que deseo


- ¡No me lo puedo creer! ¡Simplemente no! - dijo exaltada Katherine.
- ¿Me odias? - pregunto Roció, sentada al borde de la cama envuelta en las sabanas.
- No, claro que no - dijo mientras se sentaba al lado de Roció - es solo que ambas sabemos que tu no eres de las que tienen sexo solo porque si. Y tengo miedo de que resultes herida.
- ¿Cómo supiste que era él?
- Mmmm cuando gritaste su nombre, fue muy evidente........

Roció se sonroja y cubre su rostro con sus manos, ya había pasado el limite al acostarse con Alejandro , el hermano mayor de su mejor amiga ¡Y que por cierto esta casado! pero el que ella haya escuchado todo es un bonux extra.

- ¿Qué te dijo? - pregunto Katherine.
- ¿Mmm?
- ¿Que, que te dijo ya sabes, una explicación ,que significo?

Roció no contesta. Remonta su mente a esa madrugada cuando después de haber sucumbido a sus instintos más animales, su cabeza reposaba sobre el amplio pecho de ese hombre que había logrado vencer el sentido común de Roció. Podía sentir los latidos de su corazón, era una melodía hermosa.
Que había dicho, simplemente dijo<>.

- Que soy hermosa. - dijo sin ver a su amiga.
- ¡Nada más! ¿Y se fue así sin dar una explicación?
- No me di cuenta de cuando se fue.
- ¿Qué quieres decir?
- Estaba dormida cuando se fue...
- ¿Sabes lo que significa eso cierto?
- Si, si lo sé.

Para ellas, el que un chico se fuera en medio de la noche sin decir nada significaba que no le importabas, que solo había sido sexo y no le interesabas más.

- ¿Por qué lo hiciste?
- ¿Por qué lo hice? ¡Que se supone que haces cuando un tipo como Alejandro se mete en tu habitación! Y si no me pude resistir al principio mucho menos pude hacerlo después de verlo, sentirlo y....
- ¡Y no necesito tanto detalle! Recuerda que hablamos de mi hermano.
- Lo siento- dijo poniéndose de pie- creo que lo mejor será que me vaya.
- Yo no he dicho eso, no es necesario.
- No es por ti, es que no puedo quedarme aquí, como si nada hubiera ocurrido no soportare ver la cara de Marian después de acostarme con su esposo.
- ¡Me voy contigo!
- Hey eso no es necesario, no tienes que hacer eso por mí.
- No que va, mamá solo me quería aquí para exhibirme en la fiesta de anoche y ni eso hice bien-dijo Katherine con una nota de amargura.
- No hables así.
- ¡Oh vamos! Ambas sabemos que a mamá le da igual que yo esté aquí ó en China.

Roció solo abrazo a su amiga. Sabía muy bien que aunque fuera doloroso eso era cierto, la familia de Katherine parecía un grupo de desconocidos.
- ¿Entonces nos vamos?
- Ve hacer tu maleta.

Katherine salió mientras Roció buscaba algo de ropa. Recogió del suelo el vestido negro y ajustado que uso la noche anterior.
Suspira.
Lo mete en la malata y se prepara para partir.

Al lado contrario de la gran propiedad de la familia Villatoro, Alejandro despierta en la cama que comparte con su esposa, él está en un extremo, con tan solo unos boxers negros puestos, vuelve a escuchar el sonido responsable de despertarlo, es un celular.
Voltea, aún aturdido y ve a Marian contestar con una gran sonrisa un texto, que seguramente le manda algún tipo con el que sale.
En cualquier matrimonio normal esto sería motivo de pelea o divorcio, pero eso seria en un matrimonio normal y el de ellos no lo es.
Llevan siete años casados. Al inicio les pareció buena idea lo de casarse, ambos eran jóvenes e inexpertos, se dejaron llevar por la lujuria y la presión de sus familias para que se casasen y consolidar el patrimonio familiar. Poco después se dieron cuenta del error cometido.
Lograr que un matrimonio funcionara no era nada fácil y peor aún cuando no había amor, ni siquiera amistad o compañerismo, solo sus interés económicos lograban unirlos.
Con el tiempo lograron adaptarse el uno al otro y llegar a comprenderse.
El amor nunca llego.
Y así habían transcurrido los últimos siete años de su vida, viviendo en la misma casa pero no juntos. Cada uno salía y vivía su vida como quería, pero siempre con mucha precaución para no ser descubiertos.
A él le alegraba que Marian tuviera alguien que la hiciera feliz, se le notaba, por como sonreía cada vez que contestaba un texto ó cuando regresa por la madrugada con una sonrisa deslumbrante.
En un principio él no la comprendía, pero después de lo de anoche, de tener a Roció entre sus brazos, las cosas habían cambiado.

Su mente viaja a esos momentos:
Él conversaba con un grupo de señores importantes, cuándo la vio. Ella conversaba con un tipo de esos que se creen la octava maravilla del mundo y seguro trataba de seducirla, ella contestaba evasiva-mente y se notaba que no sabía como zafarse de él, así que decidió ir en su rescate.

Solo será para sacarle el tipo de encima, nada más.>> había pensado, aunque él siempre había sentido atracción hacia ella, jamás intento nada. Una cosa era tener aventuras con chicas que sabían muy bien, que no podían esperar nada más de él que un buen polvo y otra meterse con la mejor amiga de su hermana.
- Roció, la persona que he estado buscando- dijo sonriendo cuando se detuvo junto a ella.
Ella le sonrió.
- ¿Me la prestas un momento? - pregunto sin esperar respuesta del tipo, la tomo por el brazo y se la llevo.
- ¡Eres mi héroe! - le dijo ella.
Se detuvieron en el mini bar y pidieron un trago. Se veía hermosa en el ajustado vestido negro que traía, el cabello negro que caía ondulado has la mitad de su espalda, esos ojos gris con forma almendrada cautivadores y seductores, los senos perfectos en proporción para ese cuerpo, se veían tan firmes, imagino cómo se sentirían si lo tocara, los lamiera ó mordiera.... su piel se veía tan suave y tersa. Bajaría por su abdomen lamiendo su piel, llegando a su monte Venus poniendo las bellas piernas tornadas alrededor de su cuello para poder acariciar su trasero mientras su lengua se adentra en esa zona húmeda y.....
- No puedo creer que Katherine me haya dejado sola- dijo mientras se movía incomoda y sus mejillas estaban completamente rojas.
El se había quedado viéndola durante mucho tiempo y ella se dio cuenta.
- Debe de estar por allí con algún chico.
- Y yo aquí huyendo...
Rieron juntos.
- Si, supongo que a tu novio no le gustaría saber del acoso que has sido víctima hoy.
- Robert y yo, ya no estamos juntos- él eso no lo sabía.
- Oh, lo siento.
- No te preocupes, terminamos hace un año- un año pensó él no se había enterado.
- Pues me alegra - ella lo vio sorprendida - nunca me gusto, para ti, era un idiota.

La conversación continuo muy fluidamente, Roció se dejo llevar por el momento al igual que Alejandro, el tiempo transcurrió entre bromas y más de algún comentario coqueto. Hasta que Roció se percato de lo cerca que estaban él tenía una mano en su cintura y ella una en su hombro la proximidad era notoria.

- Ya es muy tarde, será mejor que me vaya a dormir - su voz reflejaba su nerviosismo, se apartó de él.
- Aún es temprano - dijo Alejandro tratando de que se quedará.
- Me siento muy cansada, buenas noches- se dio la vuelta y se alejó lo más rápido posible de allí.

Él la vio perderse entre la multitud, mientras terminaba su trago. Pero sabía hacia donde se dirija, la casa de huéspedes en la que ella y su hermana se quedaban cuando iban de visita.
Termino el trago y siguió la misma dirección que Roció. Vio como caminaba por el camino empedrado, que llevaba hacia la casa de huéspedes.
¿Qué demonios estoy haciendo? se preguntaba, pero no detenía sus pasos.
Llego a la puerta y giro la perilla y entro. No es que pensara aprovecharse de ella ni nada por el estilo, ni siquiera estaba seguro de que porque la seguía.
Hace tanto que no estaba en ese lugar, todo seguía igual, los viejos cuadros de paisajes, muebles color vino, muy costoso, pero sin uso durante tanto tiempo, comenzó a subir las escaleras hacia el segundo piso que es donde se encontraban las habitaciones.
Al llegar a las últimas escaleras ve el cuerpo, que es motivo de esa sensación en su pantalón que clama por salir y adentrarse en ella.
Estaba parada frente a la puerta de su habitación apoyando su cabeza en la puerta, mientras masajeaba sus sienes. Trataba de sacarse a Alejandro de su cabeza y calmar la sensación de su piel caliente en cada lugar que él la había tocado, no comprendía que le sucedía, ella no era así, no se dejaba llevar por sus emociones pero allí estaba imaginado que pasaría si las manos de él no la rozaran solo por casualidad, que sucedería si la recorrieran cada centímetro de su ser.

- ¿Roció?

Ella volteo y se encontró frente a frente con Alejandro. Las piernas le temblaron, sabía que no podría resistirse, sus miradas se encontraron por una fracción de segundo y..
Él la tomo por la cintura y unieron sus labios frenéticamente, por el deseo acumulado durante tanto tiempo, las caricias fueron provocativas desde el inicio. Él dejaba que sus manos vagaran libremente sobre la piel de ella, mientras Roció trataba de deslizar sus manos bajo la camisa de el para poder acariciar ese abdomen tan bien marcado que hacía a las chicas suspirar.
Ambos sentían que su piel se quemaba. Ella se sentía desfallecer allí comprimida entre la puerta y ese cuerpo con piel morena y labios carnosos que no dejaban de recorrer su cuerpo, la ropa comenzaba a ser un estorbo y quería desgarrar todo lo que se interpusiera al contacto de sus cuerpos. Alejandro abrió la puerta sin separase de Roció, cerrándola con una patada que provoco un golpe que despertó a Katherine que dormía en la habitación continua, ella había estado en la fiesta de su familia y llevo a Roció como invitada, pero su periodo había llegado sin previo aviso y como sufría de cólicos durante este decidió irse a descansar. Se quedo quieta esperando escuchar algo más pero no sucedió nada.
En la otra habitación, ellos seguían devorándose como si no hubiera nada más que sus cuerpos y el deseo que sentían.
La habitación estaba oscura, solo la luz de la luna entraba por la ventana llevando con sigo una brisa refrescante. Se detuvieron junta a la gran cama que los esperaba.




- Esto no es correcto- dijo Roció.
- Pero se siente tan bien. - le contesto Alejandro.
Volvieron a unir sus labios dejando que sus lenguas se encontraran en una danza placentera.

Roció bajo con sus besos por el cuello de Alejandro mientras le desabotonaba la camisa, no fue tarea fácil con todo el deseo descontrolando sus sentidos, cuando lo logro, bajo por su perfecto y definido abdomen besando y lamiendo aquella piel caliente y de olor afrodisiaco era consiente de cuan mojada se sentía y no podía esperar más a sentirle dentro de ella a que sus cuerpo se volvieran uno solo y que el éxtasis inundara el aire que respiraba. Se agacho con una avidez grandiosa le quito el cinturón, los pantalones, zapatos y calcetines, dejándolo solo con sus boxers negros.
- Ahora me toca a mí
.
Susurro en su oído Alejandro para luego besarle el lóbulo, trato de sacarle el vestido ¡pero era tan ajustado! ella solo sonrió y le dijo:
- Espera.
Levantando el brazo izquierdo, el cierre secreto del vestido y lo bajó, Alejandro comenzó a sacárselo por la cabeza, comenzó a bajar con sus besos por su abdomen llegando a su sexo y lamiendo sobre la tela, se deleito al escuchar el gemido que eso produjo, llego a sus pies y le quito los tacones, subiendo lentamente repitió el proceso.
Se dejo caer en la cama quedando Roció sobre él, deslizo suavemente sus dedos sobre la espalda hasta llegar a su sostén y prácticamente arrancárselo.

Sus pechos eran tal y como los imaginaba, les dedico toda su atención besaba pellizcaba y mordía. Roció gemía y se movía de forma que sus cuerpos se rozaran más, girando sobre ella, la dejo tendida en la cama, le quito las pantaletas de encaje con sus dientes, y por fin pudo llevar a cabo su fantasías; comenzó aspirando el bello olor de Roció al amar y tomando el clítoris con su dedo índice y el pulgar lo apretó.
- Alejandro- gimió ella.
Lamió, succiono e incluso mordió suavemente, durante un tiempo hasta que noto como el orgasmo estaba a punto de llegar, siguió con su tarea hasta que los espasmos llegaron y la agitación de ella le hacía difícil que prosiguiera.
- ¡¡Alejandro!! - grito al llegar al orgasmo.

Él prosiguió y cuando los espasmos se calmaron, busco con ansiedad la boca de Roció, besándola con salvajismo, la hizo probarse a sí misma.
Se sentía tan bien.
Sin perder el tiempo introdujo su miembro en ella, haciéndolo sentir como si fueran uno solo, con cada envestida el placer aumentaba, se movían en total sintonía. Noto que un segundo orgasmo venia en camino y al cruzar miradas este llego, ella entero sus uñas en la espalda gimiendo en su odio esto provoco que él también alcanzara el cielo entre los brazos de Roció, aprecio cada instante en el que sentía como él se descargaba dentro de ella.¡¡El condón!!Pensó no lo había utilizado, pero no se preocuparía por eso ahora disfrutaría del momento todo lo posible.
Con la última envestida se dejó caer junto a ella en la cama, apreciando en color de su piel bajo la luz de la luna y el bello aspecto que le daba el sudor que la cubría.
Ella se colocó sobre su pecho, él noto su respiración acelerada al igual que el ritmo de su corazón. Se sentía tan bien, durante los últimos siete años no había dejado de tener sexo pero no era más que por la necesidad de su cuerpo de este, pero esa noche no fue así hubo mucho más que sexo.


- Eres hermosa, no, eres más que eso, eres perfecta.- le dijo.
Cruzaron miradas y sonrieron pero ninguno se atrevió a decir algo más.
Mas tarde cuando ella se quedó dormida, sé fue, la fiesta terminaría pronto y tendría que volver a su habitación con Marian por eso de cuidar las apariencias.
Alguien tosió. Era Marian.
- ¿Necesitas privacidad? - dijo señalando el miembro totalmente erecto de Alejandro.
- Ah, lo siento. - se disculpó y se fue al baño.
Todo cambio esa noche, ahora solo era cuestión de dejar la cobardía y comenzar a tomar la decisión más importante de su vida.

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Mensaje por Armando Lopez Lun Jun 15, 2015 12:31 am