Bosquejos de amor

Hoy ha sido un espléndido día,
he nacido de nuevo,
al comienzo de una oportunidad,
¡Cientos, sino miles!
han sido mis oraciones,
mis suspiros arrojados a los aires,
en invierno, verano, primara y otoño,
no hubo pausa,
ni perdí el tiempo,
caminé, decidido, entregado,
consciente de mi realidad,
del misterio que te envolvía,
de la fuerza que desprendías,

Y el secreto que escondías,
me atrajo a ti,
me conmovió, y sacudió mis fibras,
¡Y cuán grande fue ese estremecimiento!
No supe que decir,
ni movimientos se gestaron en mí,
enmudecido, inmóvil,
estuve en ese momento,
al conocerte,
mi vida cambió, y dejé de esperar,
yo tenía una chance,
y la vida sonreía,
y el mundo no se detuvo,
yo si lo hice,
y vi tus ojos,
negros, destellantes,
un parpadeo en el oasis del infinito,
y tu sonrisa,
un maravilloso resplandor que abrió mi alma,
me inundó por dentro,
y creí enloquecer,
esa fascinación me estrujó el ánimo,
y tus labios, rojos, acaramelados,
me dejaron absorto, sin fuerzas,
y debí respirar profundamente,
y fue cuando reíste,
y tu risa salpicó la hora,
idílica, encantadora,

Todo fue un canto paradisíaco,
entornado, ¡un obsequio!
cubierto de fragancias que dejabas al caminar,
Hola, fue tu saludo,
Hola, respondí,
¿Dónde quedaron las palabras después de eso?
Callé,
y simplemente te contemplé,
extasiado, como un adorno especial,
una especial orfebrería,
una obra de arte,
con diseños únicos,
y grabados en oro y jaspe,
¿Por qué desear el cielo,
en momentos como este?
Por la gentileza de tu persona,
la fuerza de tus latidos,
y ese brillo inesperado,
dimanando un frescor agradable,
¡Cien veces en la empatía de un milagro!

Y entregados a compartir,
la tarde se perdió junto a nosotros,
esencial, apasionada, asombrosa,
tal como tú, tal como eres.

A ustedes por permitirme compartir.