Déjame escalar tu ceibo

Déjame escalar tu ceibo


Déjame escalar tu maravilloso ceibo
Deja que sus flores de rojo encendido
tiñan de pasión mi cuerpo enloquecido
Deja que sus eróticas humedades
alimenten mis locas ansiedades

Déjame beber la savia que brota
enfurecida de tu boca

Déjame amarte intensamente
para nutrir esta pasión eternamente

Deja que mis manos como mariposas
encelo recorran tus curvas frondosas

Déjame escalar tu ceibo ardiente
para que anide mi serpiente
en el nido apasionado de tu vientre

Déjame enloquecer al instante
llenándome de ti como amante

Déjame escalar tu ceibo florido
para comer su fruto prohibido.

Enrique Canchola Martínez