LOS MUERTOS NO PUEDEN AMAR

LOS MUERTOS NO PUEDEN AMAR


Transitando en la lugubridad del destino
tu nombre tiene su propio latido
late como un corazón pegado al mío
rememorando bellos recuerdos pasados.

¿Recuerdas cuánto te he amado?
Obnuvilando toda lógica y razón.
¡Yo si recuerdo cuanto me has amado!
Y aun así estoy sumergido en el dolor.


Solo vislumbro tristeza en ocasos de pavor
que me arrasan como remolinos de viento
su ulular dibuja tu sombra en silencio
me sumerge en el eterno vacío del caos.

Siempre disperso entre lares lejanos
bajo la excelsa luna de argento
lloro por cada segundo perdido
aun sabiendo que fue hermoso lo vivido.

Triste es mi estruendoso cavilar
que se agiganta con cada despertar
donde la pena se reviste de inmortalidad
recordándome que los muertos no pueden amar.


EURÍDICE CANOVA
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