ÍndiceESTADO REM ALTERADO-CAPITULO I
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ESTADO REM ALTERADO-CAPITULO I
por Marcela Noemí Silva Sáb Dic 24, 2011 12:01 am
ESTADO REM ALTERADO
CAPÍTULO I
ESTADO REM ALTERADO
CAPÍTULO I
Los vientos alisios marroquíes soplaban con fuerza en la ciudad del Tánger, todo su temperamento tropical se hacía sentir en la gran metrópolis fundada por los fenicios, apodada "La Puerta de Entrada al África",
La masa de aire caliente procedente del nordeste tornaba sofocante el aire, y lo hacía casi irrespirable.
El sol era abrasador y con 57º de temperatura el general Luis Méndez, bajo las órdenes del rey Alfonso V ,irrumpe en la ciudad con su ejército exhausto.
Entre sus filas un joven teniente arrastra con su caballo a un hombre moreno de rasgos asiáticos, dé fuerte contextura física, acusado de traidor a la corona de Portugal.
El prisionero, un almirante de carrera, de nombre Carlos Damán.
Fue capturado por la flota portuguesa, en el Estrecho de Gibraltar, cuando intentaba vender al enemigo documentación confidencial del reino, donde se especificaba las estrategias de batallas del General Méndez.
El acusado estaba ensangrentado por la golpiza recibida y por haber sido arrastrado todo el camino por dunas y piedras del desierto marroquí. Era un milagro que aun siguiera con vida.
En posición fetal pedía clemencia para no ser ejecutado. Padre nuestro que estas en los cielos…. Balbuceaba con voz quebrada. Apenas podía rezar, no bebía agua desde hace días y mostraba signos de deshidratación evidente.
-¡Teniente Ramiro Damán!
-Sí señor.
-¡Levante al traidor y ordene sin perder más tiempo su ejecución!
- ¡Como usted ordene general!
-Levántate estúpido, ya es tarde para rezar –Dijo irónicamente el joven teniente.
-Hijo. ¿Pero qué haces? No puedo creer lo que está sucediendo. ¿Matarías a tu padre?
El joven no emitió palabra y se dispuso a vendar los ojos del prisionero.
- Hijo por favor, diles que soy inocente, di la verdad de los hechos. Explícales que me tendieron una trampa.
- Cállese , no sé de qué habla.- Replico con fastidio el joven.
- Entonces si prefieres callar, ayúdame a escapar. Por favor Ramiro, hazlo por tu madre, por tus hermanos. Desátame y dame un arma te prometo que te daré lo que me pidas pero no me dejes morir así y menos en la deshonra.
- General, el prisionero es más estúpido de lo que pensaba. Intenta sobornarme. Prefiere ser desertor y no un traidor.
- Ja ajajá ¿Qué le prometió teniente? Solo mil fusiles con percusión podrían salvarlo.
- Los tengo, los tengo. Yo tengo más de mil fusiles. Se los daré al ejército si obtengo el perdón del rey. – Gritaba a viva voz el prisionero mientras los soldados reían.
- ¡Pelotón preparen todo para el fusilamiento! Ordenaba otro oficial a cargo de la ejecución.
- General, pido permiso para ahorcar al reo. -Alegaba el oficial Ramiro, interrumpiendo los preparativos de la ejecución.
-Teniente. Explique brevemente a que se debe su petición.-Pedía con curiosidad y asombro el superior.
-Considero mi general, que no vale la pena gastar balas en esta basura, además quedaría como precedente de lo que le sucede a los traidores a la corona.
- Permiso concedido oficial. Sin perder más tiempo ahorque a esa escoria que faltan pocos minutos para las ocho de la mañana y la flota del rey debe zarpar antes de las ocho y treinta.
- Hijo por tu madre te lo pido, no quiero morir, no quiero morir tengo los fusiles.-Rogaba desesperado el condenado a muerte.
- El joven colocó la soga alrededor del cuello del condenado y entre dientes susurro- Adiós padre y aunque te pese nunca fuiste mejor que yo.
- Noooooooooooooo. Tú no puedes matarme, tú nooooo.
- Jajajajaj-reía el teniente- El traidor no es tan valiente ahora, grita como un insignificante insecto.
-¡Oficial Damán!
- Escucho mi general.
-¡Ya deje de torturar al prisionero! ¡Es una orden!
-¡Si señor!
-Teniente, usted es un orgullo para el ejército de Portugal. Pero no se extralimite, el pueblo está mirando la ejecución. Y entre ellos esta infiltrado el enemigo. No quiero que nuestros detractores vayan con chismes a la corte y mucho menos que sus habladurías lleguen a los oídos de los burgueses del reino. Después dicen que el ejército está lleno de salvajes.
-Entiendo mi señor.
- El condenado a muerte tomaba todo el aire posible, aprovechando que la soga había sido aflojada de su cuello.
-Lloras como una mujercita – Mascullaba por lo bajo con desprecio el joven-Hasta para morir eres un cobarde, ahora será peor.
Carlos sintió terror al ver tanta crueldad en la mirada del joven.
Gritaba con toda su fuerza sintiendo como era ahorcado por su propio hijo que sonreía maliciosamente.
Inés se despertó sobresaltada ante los gritos de Carlos.
Pensó que un ladrón había entrado a su casa hasta que se dio cuenta que era una de las tantas pesadillas que su marido venía sufriendo últimamente, probablemente a causa de una nueva medicación recetada por su psiquiatra.
- Carlos, por favor ya no grites que despertaras al niño. Despierta es solo un sueño.
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