El país de Punt o Tierra de los Dioses

En los antiguos textos egipcios, la Tierra de Punt se describe como "la tierra de los dioses".
Este misterioso reino estaba situado en algún lugar de África (muchos estudiosos creen que casi con toda seguridad era la actual Somalia, en el Cuerno de África) y era rico en recursos variados.
Se dice que la tierra de Punt comerciaba con los antiguos egipcios durante muchos siglos. El comercio entre ambos reinos comenzó en algún momento del siglo XXVI a.C., durante el gobierno del faraón Khufu.
Aunque hay mucha incertidumbre sobre la ubicación de la tierra de Punt, los egipcios dejaron bastantes indicaciones sobre el tipo de recursos que obtenían del reino, como oro, ébano y mirra. Además, también hay algunas descripciones de cómo los egipcios enviaron varias expediciones marítimas a este reino perdido.
La sociedad de Punt guarda muchas similitudes con la cultura egipcia también en cuanto a la lengua, la vestimenta ceremonial y las artes. Todavía se están realizando estudios para descubrir la ubicación exacta de esta cultura casi mítica.

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En realidad, su nombre era Punt, y era conocido desde los tiempos del Imperio Antiguo. De hecho el faraón Sahura, de la Vª dinastía, ya había organizado una expedición a esta región en el siglo XXV a.C., la más antigua de la que se tiene registro, para llevar a Egipto mirra, ébano, electrum (una aleación de oro y plata) y malaquita.

Y no fue la única expedición organizada a este lugar. Pepi II, de la VIª dinastía, y Menunhotep III, de la dinastía XI, también organizaron sendas expediciones. Y eran viajes importantes, destinados no sólo a importar aquellos productos vitales para los rituales egipcios, sino también para mantener las relaciones con este país. La expedición de Menunhotep III debió ser digna de ver: tres mil hombres al mando del canciller Henu, del que nos ha quedado una inscripción en las rocas del valle de Uadi Hammamat:

Fui enviado a conducir barcos al país de Punt para traer al faraón especias fragantes que los príncipes del país Rojo recolectan profusamente puesto que entusiasman a todas las naciones. Y partí de la ciudad de Coptos pues Su Santidad ordenó que los hombres armados que debían acompañarme debían ser del sureño país de los Tebanos.

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