CAYERON LOS MUROS

Cayeron los muros.
No pudo soportarlo más,
Y los muros finalmente cayeron sobre su espalda,
Sufre la derrota como una lanza clavada en su costado,
Y sus ojos sólo pueden ver oscuridad,
infinito letargo que ha llegado para quedarse.

No hay lágrimas,
Pero si tristeza y un rostro que debe ocultarse,
Humillación que se expresa en una cabeza gacha,
Que se ha impuesto la condena,
De no volver a ver el sol.

No hay a quien recurrir,
él se reconoce orgulloso hasta el extremo,
No hay labios capaces de adormecer el dolor,
Ni alcobas que logren apaciguar las pretéritas palabras,
De los demonios más profundos.

Él grita que su vuelo se compara con las águilas,
Sin embargo hoy se encuentra herido y acobardado,
Rapiña como un cuervo las carnes putrefactas,
Y ya no confía en las antiguas leyendas,
De aves que renacen desde el fuego.

Él finalmente se ha topado,
Con la espada del arcángel implacable,
Y al frenar el primer golpe con su escudo,
Encontró tatuado en el pecho celestial,
Las letras que conforman su nombre.

Él sabe que la batalla fue decisiva,
Y que las heridas perdurarán para toda la vida,
hoy ha conocido la vulnerabilidad,
Y en el fondo de su triste alma reconoce,
Que deberá comenzar de nuevo,
si es que pretende volver a volar.

Una parte suya se encuentra adormecida,
Y ni siquiera logra escupir versos tranquilizadores,
Poco le importan las construcciones inertes a las letras,
Poco le importan hoy,
Los ojos que puedan llegar a estos versos.

Él parte con destino incierto,
Sin embargo todos representan el exilio,
barajó la idea de adentrarse en el hades,
pero su valentía se lo prohibió violentamente.
Él sabe que necesita una caricia,
sabe que necesita brazos que lo protejan,
ha mutado en esta tarde,
no acostumbra a sentirse derrotado.
está triste, vulnerable y herido,
sabe que no hay nada más abajo.

frota sus ojos con cierta fuerza,
seca el intento de lágrima que brota,
mira por la ventana,
ceba un mate y fuma un cigarrillo,
sabe que necesitará tiempo para levantarse,
no encuentra esperanzas que lo consuelen.

Y sin embargo vuelve a creer en su hombría,
Y sin embargo lo único que realmente atesora,
es el enjambre de esta derrota masticándose en su boca,
que quizás logre digerir con altura,
y tal vez un día pueda convertirse en una coraza,
capaz de volverlo más fuerte todavía.

DEMASTO