Sueño

Sueño

Mirando por la ventana por un momento he recordado lo que he soñado, (¡¿cómo lo he olvidado?!). Era un sueño especial, no salías ni tú, ni tú, ni tú; sin embargo TÚ sí… tú y ella. Ella… ¿Quién es ella? No lo sé, nunca la había visto, aunque su nombre me sonaba como un susurro lejano, quien sabe… pero nada más verla supe que era ella, antes incluso de que tú mismo me dijeras que era ella desde hace 2 años. A lo mejor sólo es ella en mi imaginación.

Tampoco lo sé. En ese momento de vaga ensoñación sucedió todo delante de mí. No sé porque reaccioné así, debería haberlo imaginado ¿no?, estaba claro. Pero no lo pude evitar y antes de que me diera cuenta las lágrimas inundaban mi rostro. Eran tan húmedas… Reflejaron cada gota de sangre en una hoja de papel, una simple hoja de papel con dos palabras, ni si quiera una frase… dos palabras; pero dos palabras que representaban un mar muy profundo, frío y oscuro.

Entonces soñé que despertaba, lástima que sólo fuera un sueño. Despertaba relajado y al mismo tiempo angustiado, me levantaba de la cama pensando en mi sueño y veía ¡esa hoja! ¿Pero no había sido un simple sueño? En ese momento recuerdo que me hundí, y hundí, y hundí… Finalmente desperté de verdad. Que alivio… o quizás no. No quería despertar, no quería abrir los ojos y encontrarme de nuevo con aquella maldita hoja y comprobar que a pesar de mis intentos de evasión todo había sido real, te había visto, la había visto, nos habíamos visto. Había sido real.

No pude alargarlo más, sabíamos muy bien que por mucho que cerrara los ojos la realidad iba a ser la misma me gustase o no. Y los abrí. Miré cautelosamente la mesa, deseando ver la hoja para poder hundirme en mi agonía, en el fondo placentera. Pero no, no había nada. No estaba mi ropa tirada en el suelo, no se hallaba el recuerdo de aquellas lágrimas, las fotos, los papeles; y, sobretodo, no estaba aquella temida hoja. Sentí una pequeña decepción, como ya he dicho, en el fondo la agonía es placentera. Estuve unos momentos agitado recordando aquel sueño tan real. Después, vacío. ¿Por qué hoy? ¿Por qué así? ¿Por qué ella? ¿Por qué tú? ¿Por qué yo? No lo entiendo. Y creo que por ahora no lo voy a entender.

Ahora vuelvo a mirar a la ventana y me acuerdo que hoy he soñado… he soñado en blanco y negro.


Martín Bogdan

Presente. Gracias por compartir esta poesía respetable poeta, saludo fraternal desde la montaña.