Romance de don García de Anónimo
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Romance de don García de Anónimo
Romance de don García
de Anónimo
A tal anda don García
por un adarve adelante,
saetas de oro en la mano,
en la otra un arco trae,
maldiciendo a la fortuna,
grandes querellas le dae:
-Crióme el rey de pequeño,
hízome Dios barragane,
diome armas y caballo,
por do todo hombre más vale,
diérame a doña María
por mujer y por iguale,
diérame a cien doncellas
para ella acompañare,
diome el castillo de Ureña
para con ella casare,
diérame cien caballeros
para el castillo guardare,
basteciómelo de vino,
basteciómelo de pane,
basteciólo de agua dulce,
que en el castillo no la haye.
Cercáronme los moros
la mañana de San Juane;
siete años son pasados,
el cerco no quieren quitare;
veo morir a los míos,
no teniendo qué les dare,
póngolos por las almenas,
armados como se estane,
porque pensasen los moros
que podrían peleare.
En el castillo de Ureña
no hay sino un sólo pane,
y si le doy a mis hijos,
la mi mujer ¿qué harae?,
si lo como yo, mezquino,
los míos se quejarane.
Hizo el pan cuatro pedazos
y arrojólos al reale:
el un pedazo de aquellos
a los pies del rey fue a dare.
-Alá pese a mis moros,
a Alá le quiera pesare,
de las sobras del castillo
nos bastecen el reale.
Manda tocar los clarines
y su cerco luego alzare.
de Anónimo
A tal anda don García
por un adarve adelante,
saetas de oro en la mano,
en la otra un arco trae,
maldiciendo a la fortuna,
grandes querellas le dae:
-Crióme el rey de pequeño,
hízome Dios barragane,
diome armas y caballo,
por do todo hombre más vale,
diérame a doña María
por mujer y por iguale,
diérame a cien doncellas
para ella acompañare,
diome el castillo de Ureña
para con ella casare,
diérame cien caballeros
para el castillo guardare,
basteciómelo de vino,
basteciómelo de pane,
basteciólo de agua dulce,
que en el castillo no la haye.
Cercáronme los moros
la mañana de San Juane;
siete años son pasados,
el cerco no quieren quitare;
veo morir a los míos,
no teniendo qué les dare,
póngolos por las almenas,
armados como se estane,
porque pensasen los moros
que podrían peleare.
En el castillo de Ureña
no hay sino un sólo pane,
y si le doy a mis hijos,
la mi mujer ¿qué harae?,
si lo como yo, mezquino,
los míos se quejarane.
Hizo el pan cuatro pedazos
y arrojólos al reale:
el un pedazo de aquellos
a los pies del rey fue a dare.
-Alá pese a mis moros,
a Alá le quiera pesare,
de las sobras del castillo
nos bastecen el reale.
Manda tocar los clarines
y su cerco luego alzare.
Galius- Moderador General
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Armando Lopez- Moderador General
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