Un sábado por la tarde. Violeta Parra
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Un sábado por la tarde. Violeta Parra
Un sábado por la tarde
Un sábado por la tarde
llegó, con su criatura
colgando de la cintura,
con unos acompañantes,
tal vez con algún amante,
una mujer cuarentona
que toma como campeona
tal que pescado en l’agua
hasta olvidar a su guagua
que mama leche con borra.
La guagua pasa a los brazos
de su compadre alcahuete,
mientras con un mozalbete
la madre va paso a paso;
irán a tratar un caso.
Entraron en la letrina,
y al ruido de la cantina
la guagua ya está llorando
al son que yo voy cantando
con cuero de cien gallinas.
Con intención de farrear
llegaron como colmenas
hombres de caras morenas
al pérfido restaurán.
Se ponen a conversar
como podrido estropajo,
de la cintura p’abajo
historias al por mayor.
Los cubro con mi canción
ahogando sus desparpajos.
Después de tomar toneles
de litros por la garganta
demuestran que no se aguantan.
S’enroscan en sus cordeles,
s’están fingiendo muy fieles
con uno que se ha dormido;
con mímica de bandido
liquidan aquel asunto,
despluman al gil difunto
y adiós, que me voy al río.
Más tarde llegan los pacos,
se llevan al dormilón,
como un lacio pelotón
lo arrastran de los sobacos.
Al medio del par de pacos
colgando va ese muñeco
mostrando medio esqueleto,
y con un quiltro a la cola
que va lambiendo las olas
de vino que va escupiendo.
(Violeta Parra)
Un sábado por la tarde
llegó, con su criatura
colgando de la cintura,
con unos acompañantes,
tal vez con algún amante,
una mujer cuarentona
que toma como campeona
tal que pescado en l’agua
hasta olvidar a su guagua
que mama leche con borra.
La guagua pasa a los brazos
de su compadre alcahuete,
mientras con un mozalbete
la madre va paso a paso;
irán a tratar un caso.
Entraron en la letrina,
y al ruido de la cantina
la guagua ya está llorando
al son que yo voy cantando
con cuero de cien gallinas.
Con intención de farrear
llegaron como colmenas
hombres de caras morenas
al pérfido restaurán.
Se ponen a conversar
como podrido estropajo,
de la cintura p’abajo
historias al por mayor.
Los cubro con mi canción
ahogando sus desparpajos.
Después de tomar toneles
de litros por la garganta
demuestran que no se aguantan.
S’enroscan en sus cordeles,
s’están fingiendo muy fieles
con uno que se ha dormido;
con mímica de bandido
liquidan aquel asunto,
despluman al gil difunto
y adiós, que me voy al río.
Más tarde llegan los pacos,
se llevan al dormilón,
como un lacio pelotón
lo arrastran de los sobacos.
Al medio del par de pacos
colgando va ese muñeco
mostrando medio esqueleto,
y con un quiltro a la cola
que va lambiendo las olas
de vino que va escupiendo.
(Violeta Parra)
Melancolía- Escritora
- Cantidad de envíos : 1001
Puntos : 47300
Fecha de inscripción : 18/03/2012
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