"Decisiones en torno a la muerte"
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"Decisiones en torno a la muerte"
por Roana Varela Vie Abr 25, 2014 3:08 am
"Decisiones en torno a la muerte"
Esto ocurrió en Nueva York el siete de noviembre del 2007. Francisco Bretón espera noticias de la labor de parto de su esposa Giselle. Cuando el médico sale de la sala de operaciones, la angustia hace añicos su alegría.
"Su cuerpo no estaba respondiendo, sus signos vitales comenzaban a decaer, al parecer tuvo un paro respiratorio-cardiaco. Al bebé logran sacarlo en un estado muy crítico."
Mientras una ambulancia traslada al bebé a un hospital especializado en neonatos, la vida de Giselle se tambalea.
"La embolia que sufrió le redujo sus plaquetas, que coagulan la sangre; la redujo a cero y ahí comenzó la sangre a salir... una hemorragia que no paró nunca; no paraba, le estaban poniendo sangre incesantemente. Yo preguntaba, desesperado: ¿cómo va el proceso?, pero ninguno tenía una palabra de aliento. Simplemente me dicen: Estamos luchando pero está difícil, estamos luchando pero está difícil."
La lucha de los médicos por salvar a Giselle continúa por muchas horas, pero lo peor aún está por venir.
"Llegó un momento donde, más o menos la una de la madrugada, en que su cuerpo no resiste más, no aguanta más el proceso que están llevando los médicos a cabo y ella clínicamente fallece. Ya no... queda su cuerpo sin vida, ahí tienen que hacer un proceso de revivirla. Me llaman aparte y me dice que no podemos perder un segundo, que venga y hable con mis hijos, con mi familia, que ya es inevitable lo que viene, que no hay marcha atrás."
De pie frente a sus hijos, Francisco se da cuenta que no está preparado para ser viudo ni mucho menos para ver a sus hijos convertirse en huérfanos. Aun así, les dice la verdad.
"Tengo que hablar con ustedes, les voy a decir una noticia muy, muy desagradable, muy grande, - los junte a los dos- Su mama... se complicó en el parto, hubo que someterla a una operación y está bien delicada. - El de en medio, el que era el más pequeño en ese momento, antes de haber nacido el babé, me preguntó, tiene nueve años: "Papi, ¿mi mamá puede morir?" Y yo tuve que confesarle que "sí, mi hijo, es muy posible que tu mamá muera."-Ese fue uno de los momentos más tristes. Nos abrazamos los tres y lloramos."
Los días pasan y Giselle sigue con vida gracias a un respirador artificial. Los médicos le piden a Francisco que tome una decisión.
"Que iba a ser un vegetal y que había que pensar si ella hubiese deseado vivir en esas condiciones o si preferiblemente nosotros tuviéramos la valentía de decir que simplemente desconectaran los aparatos que la mantenían viva y ella ya pasaría a descansar en paz."
Cuando aún se preguntaba qué hacer, recibió una visita de un amigo que se ofreció a orar por Giselle.
"Cuando entré y yo vi a Giselle, es como ver a una persona totalmente diferente. Giselle es una muchacha que es bien flaquita, delgada, y esta señora que estaba en esa cama pesaba más de 300 libras, estaba hinchada la cara, el cuerpo tenía tubos por donde quiera. Dios puso una fe absoluta en mi corazón que Dios la iba a levantar de esa cama y se iba a reunir con su esposo y con su hijo."
Inspirado por la confianza de su amigo, esa noche, Francisco llega a su casa con la convicción de cuál debe ser su siguiente paso.
"Le pedí a Jesucristo con todo mi corazón que me devolviera a mi esposa, que me devolviera a mi hijo con bien, que esta familia necesitaba a mi esposa con bien, que sus otros dos hijos que están aquí en la casa la necesitábamos, yo como esposo la necesitaba; y que iba a estar inmensamente agradecido el resto de mi vida si Él me lo concediese, y que mi vida iba a ser corta para darle gracias y para glorificar su nombre."
A la mañana siguiente, los médicos comienzan a correr de nuevo hacia la sala de cuidados intensivos.
"Y ese día, a las cinco de la mañana, exactamente a las cinco de la mañana, yo estoy recostado en un mueble en la sala de espera, cuando salen corriendo dos enfermeras como locas a buscarme y me dicen: "Ven, ven, ven, que ya ha reaccionado. Ha reaccionado: Abrió los ojos y comenzó a mover su cabeza."
Guiselle: "No reconocía a nadie primeramente, porque desperté y solo habían doctores y enfermeras. Pero cuando trajeron a mi esposo, que pensaron que no lo iba a reconocer, inmediatamente supe quién era."
"Me pongo como loco. No encontraba a quién más llamar. Llamé no sé a cuanta gente a contarles. Fue una locura ese día."
A aquella luz de esperanza se suma una más, esta vez en el hospital donde se encuentra el bebé.
"Sí, el niño salió perfectamente bien, no tiene nada en su cerebro. Los médicos están atónitos. El niño está perfectamente bien. Ya todo funciona bien. Incluso lo trasladan, los aparatos los desconectaron todos. "
El bebé Alexander aprendía rápidamente a alimentarse con la ayuda de su papá, pero los médicos auguraban una larga terapia de recuperación para Giselle. Nuevamente, se llevan una sorpresa.
"Cuando a mi esposa la trasladan a la habitación regular, dice que quiere ir al baño y ellos se ríen: -"No, tú no puedes." - "Bueno, si ella dice que puede, vamos a ver qué ella puede hacer." Ayudada, claro está, por la enfermera y por mí, pero ella fue caminando por su propio pie. No necesitó terapia, no necesitó nada, no necesitó terapia para hablar tampoco. Y fue algo como todo lo anterior: sorprendente y que solamente mi Cristo Jesús lo pudo hacer."
Amigo:"Cuando la vi entrando por la primera vez y yo la vi bien pálida, pero ella estaba andando sola, sin ayuda, sin alguien ayudándola, subiendo esa escalera, y entrando a la iglesia, eso para mí fue el milagro más grande que yo he visto en mi vida."
Hoy, Giselle se ha recuperado casi por completo. Y no se contenta solo con caminar, incluso está haciendo ejercicio en un gimnasio. Cuando la familia Bretón mira hacia atrás, sabe a quién agradecerle el milagro de estar juntos.
"El verlo tan real, el sentirlo tan real; Dios está vivo. Tú lo crees por fe pero tú no lo has visto. Y ahora yo tuve la oportunidad de verlo. Eso aprendí: Él realmente está vivo y está ahí para ti."
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