CAYENDO
EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Poemas Contra el Maltrato y Violencia de Género
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CAYENDO
CAYENDO
Cayendo está la luz del alba, que borra lo banal
del más hondo suspiro del firmamento roto,
cayendo estás por estas lides dionisíacas de la noche,
buscando algún resquicio en nubes blancas del reproche.
Limando los recuerdos de asperezas y palabras
que rompieron maleficios y desgarraron tu alma,
encarcelas el porvenir que está lejos todavía
y miras expectante las serpientes de tu vida.
Cayendo en los desprecios de una boca silenciada,
te reprimes al careo con quien todavía amas,
no salen voces de tu cuerpo, ni gritos, ni charlas,
sólo aceptas, insegura, que tus heridas son innatas.
Salvas la infancia de tus hijos,
a cambio te cortas las alas,
castigas tu honra en un zarpazo voraz
que lapida tus sueños para toda la eternidad.
Cayendo vas, por los ríos, las montañas,
cayendo vas, sin mar, ni utopías que soñar,
cayendo, cayendo, libremente, en soledad,
cayendo, cayendo, solamente levedad.
Quema naves, disipa el temporal,
toma aire y enfréntate al animal,
cose y cura tus heridas,
tus alas bate hacia la mar.
Nacerá hoy un nuevo día
donde tú protagonizas la función,
nadie te dijo que la vida
eran sueños, tragaluces e ilusión.
Cayendo hacia un nuevo destino,
hasta el final del túnel llegarás,
cayendo en felicidad, sin miedos,
las estrellas del firmamento tocarás
y serás el ave que vuela en suma libertad.
Fernando Mañogil Martínez
Cayendo está la luz del alba, que borra lo banal
del más hondo suspiro del firmamento roto,
cayendo estás por estas lides dionisíacas de la noche,
buscando algún resquicio en nubes blancas del reproche.
Limando los recuerdos de asperezas y palabras
que rompieron maleficios y desgarraron tu alma,
encarcelas el porvenir que está lejos todavía
y miras expectante las serpientes de tu vida.
Cayendo en los desprecios de una boca silenciada,
te reprimes al careo con quien todavía amas,
no salen voces de tu cuerpo, ni gritos, ni charlas,
sólo aceptas, insegura, que tus heridas son innatas.
Salvas la infancia de tus hijos,
a cambio te cortas las alas,
castigas tu honra en un zarpazo voraz
que lapida tus sueños para toda la eternidad.
Cayendo vas, por los ríos, las montañas,
cayendo vas, sin mar, ni utopías que soñar,
cayendo, cayendo, libremente, en soledad,
cayendo, cayendo, solamente levedad.
Quema naves, disipa el temporal,
toma aire y enfréntate al animal,
cose y cura tus heridas,
tus alas bate hacia la mar.
Nacerá hoy un nuevo día
donde tú protagonizas la función,
nadie te dijo que la vida
eran sueños, tragaluces e ilusión.
Cayendo hacia un nuevo destino,
hasta el final del túnel llegarás,
cayendo en felicidad, sin miedos,
las estrellas del firmamento tocarás
y serás el ave que vuela en suma libertad.
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