CONSUMIDA
EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Poemas Contra el Maltrato y Violencia de Género
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CONSUMIDA
CONSUMIDA
Bajo la luz artificial,
que inunda y apresa el pie de la silla,
se postra en el suelo helado,
besándolo, una mujer escueta y abatida.
Le tiritan los labios,
se resiente de los latigazos ardientes,
como ortigas bajo la piel,
en su pétreo pecho que hostigaron
hasta el dolor,
en el enrojecer de sus lágrimas,
sus quebradas mejillas,
su mandíbula descolocada…
Yo la veo allí,
tirada en el mundo,
besándolo, sobre velos de sangre y,
sentencias mentirosas.
La frustración merodeando en espejos,
el crujir de su cuerpo
el ansia muerta de gritar,
la culpa, la derrota, la impotencia,
el cuchillo muerto en el silencio,
próximo al amanecer blanco
del bebé arropado en su cuna.
Bajo la luz estática
de la lámpara y las flores mustias,
permanecen intactos
unos tacones de charol, un traje juvenil
al regazo en la cama,
el aroma de un perfume…
Pero la mujer ya no quiere más
que desaparecer en el aire,
así, tal cual, desnuda.
Se siente figurilla cristalina,
vagando huérfana entre estatuas.
Se siente violada,
sin derecho ni voz, sin valor ni vida,
bajo la luz condenada y
consumida.
Sandra Alonso de Santocildes S.
Bajo la luz artificial,
que inunda y apresa el pie de la silla,
se postra en el suelo helado,
besándolo, una mujer escueta y abatida.
Le tiritan los labios,
se resiente de los latigazos ardientes,
como ortigas bajo la piel,
en su pétreo pecho que hostigaron
hasta el dolor,
en el enrojecer de sus lágrimas,
sus quebradas mejillas,
su mandíbula descolocada…
Yo la veo allí,
tirada en el mundo,
besándolo, sobre velos de sangre y,
sentencias mentirosas.
La frustración merodeando en espejos,
el crujir de su cuerpo
el ansia muerta de gritar,
la culpa, la derrota, la impotencia,
el cuchillo muerto en el silencio,
próximo al amanecer blanco
del bebé arropado en su cuna.
Bajo la luz estática
de la lámpara y las flores mustias,
permanecen intactos
unos tacones de charol, un traje juvenil
al regazo en la cama,
el aroma de un perfume…
Pero la mujer ya no quiere más
que desaparecer en el aire,
así, tal cual, desnuda.
Se siente figurilla cristalina,
vagando huérfana entre estatuas.
Se siente violada,
sin derecho ni voz, sin valor ni vida,
bajo la luz condenada y
consumida.
Sandra Alonso de Santocildes S.
Karla Benitez- Moderadora
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