ENCUENTRO EN VIENA

ENCUENTRO EN VIENA

Un habla desconocida, como música cercana,
me llegaba de su boca y fluía despacio,
daba vueltas en torno a mi frente perpleja.

Y luego nos besamos en la Ringstrasse.
Un castaño susurró en la cálida noche muda.
Sonaban a lo lejos los tranvías.
En todas partes, Dios, es amable la tierra.
Y en todas partes la mujer es bella.

Como espiga en la tormenta se inclina en mi hombro,
como una espiga llena y vencida.
Los relojes de las torres dieron las diez
y alguien pasó a nuestro lado.
Miró, se paró en la calle silenciosa.
Luego sonrió desde lejos.
Pero yo nunca antes había visto
a un hombre sonreír con tanta amargura.

Y se fue caminando, con veintiocho años,
inclinando los hombros de un modo extraño.
Y en el largo silencio nocturno de Viena
golpeaba el pavimento su pierna de madera.

Milan Rúfus