EL ESPEJISMO MANCHEGO

EL ESPEJISMO MANCHEGO

Al llegar septiembre mi alma se enciende
con pámpanas de esperanza y racimos
de soles, que el tiempo va cortando
para convertirlos en vino-versos con
sabor, cadencia y sentimiento.

Puso sus ojos el cielo en mi tierra
manchega. La lluvia y el sol abrazaron
sus oscuras y pacientes cepas, que alumbraron
miles de hojas, donde escribían
y soñaban las estrellas.

Cielo y tierra hicieron pacto de amor
eterno y brotaron uvas-crepúsculo,
donde se inspira el alba y la última
mirada de la tarde para pintar
su entrega generosa al mundo.

Y el otoño toma el fruto entre sus manos
y lo eleva al universo, convertido en
símbolo de amor entre la tierra y el
cielo...Cada año se repite este bello
espejismo manchego.

M. Jesús Muñoz