EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA
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LOS PLANOS DE CORRESPONDENCIA-CAPÍTULO VIII

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Mensaje por Armando Lopez Mar Mar 05, 2024 3:55 am



LOS PLANOS DE CORRESPONDENCIA-CAPÍTULO VIII

«Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba.»
El Kybalion

El segundo gran principio hermético encierra la verdad de que existe entre los diversos planos de manifestación de la vida y del ser una armonía,
concordancia y correspondencia. Esta verdad lo es porque todo cuanto hay
en el Universo emanó de la misma fuente, y las mismas leyes, principios y
características se aplican a cada unidad o combinación de unidades de actividad, conforme cada una manifiesta su propio fenómeno en su propio
plano.
Para facilitar la meditación y el estudio, la Filosofía hermética considera
que el Universo puede dividirse en tres grandes clases de fenómenos, conocidas como los tres Grandes Planos:

I.EL PLANO FÍSICO.
II.EL PLANO MENTAL.
III.EL PLANO ESPIRITUAL.

Estas divisiones son más o menos artificiales y arbitrarias, porque la verdad es que las tres divisiones no son más que grados ascendentes en la gran
escala de la vida, siendo el punto más bajo la materia indiferenciada, y el
más elevado el del Espíritu. Y, además, los diferentes planos se esfuman
unos en otros, de manera que no puede establecerse una división firme y
nítida entre la parte superior del Plano Físico y la inferior del Mental.
En una palabra, los tres grandes planos pueden ser considerados como
tres grandes grupos de grados de vida en manifestación. Y aunque el
propósito de este libro no nos permite entrar en una explicación extensa de
los mismos, daremos una descripción general de ellos.
Para principiar podemos considerar la pregunta tan a menudo formulada
por el neófito, que desea saber lo que significa realmente la palabra
«Plano», término que se usa libremente, y que apenas ha sido explicado,
en muchas obras de ocultismo. La pregunta se formula generalmente así:
«¿Un Plano es un lugar que tiene dimensiones, o no es más que una
condición o estado?» Y podemos contestar «No, no es un lugar ni una dimensión ordinaria del espacio; pero, sin embargo, es más que un estado o
condición». Puede ser considerado como un estado o condición; pero, no
obstante, el estado o condición es un grado dimensional, es una escala, y
está sujeto a medida. Parecerá esto quizá una paradoja, pero examinemos el
punto. Una «dimensión» es una medida en línea recta, relacionada con una
medida base, etc. Las dimensiones ordinarias del espacio son longitud o
largo, latitud o ancho, y grosor o altura. Pero existe otra dimensión de las
cosas creadas, o medida en línea recta, conocida por los ocultistas y también por los hombres de ciencia, aunque estos últimos no le hayan dado todavía el nombre de dimensión. Esta nueva dimensión, que por el momento
es la base de muchas especulaciones bajo el nombre de Cuarta Dimensión,
es el tipo usado para determinar los
«grados» o planos.
Esta cuarta dimensión puede ser denominada la de la «Vibración». Es un
hecho bien conocido por la ciencia moderna, así como por los hermetistas,
quienes han encerrado esa verdad en su tercer principio, que «todo está en
movimiento, todo vibra, nada está en reposo». Desde la más elevada manifestación hasta la más baja, todas las cosas vibran. Y no solamente vibran
con diferente intensidad, sino en diferentes dimensiones y de diferente manera. Los grados de «intensidad» vibratoria constituyen los grados para
medir en la escala de vibraciones, o sea los grados de la Cuarta Dimensión.
Todos estos grados forman lo que los ocultistas llaman
«planos».
Cuanto más elevado es el grado de vibración, tanto más elevado es el
plano. De manera, pues, que aunque un plano no es un lugar, ni estado o
condición, posee, sin embargo, cualidades comunes a ambos. Algo más tendremos que decir sobre las vibraciones en los próximos capítulos, en los
que estudiaremos el principio hermético de Vibración.
Se recordará, no obstante, que los tres grandes planos no son divisiones
actuales y reales de los fenómenos del Universo, sino simples medios arbitrarios empleados por los herméticos para ayudar al pensamiento y al estudio de los diversos grados y formas de la actividad y de la vida universales.
El átomo de la materia, la unidad de fuerza, la mente del hombre y el ser del
arcángel, no son más que grados de una sola y misma escala, y todos son
fundamentalmente los mismos, siendo la
diferencia sólo cuestión de grado y de intensidad vibratoria: todos son
creaciones del TODO, y tienen su existencia dentro de su mente infinita.
Los herméticos subdividen cada uno de esos tres grandes planos en siete
planos menores, y cada uno de éstos en siete subplanos, siendo estas divisiones más o menos arbitrarias, esfumándose unas en otras, pero han sido
adoptadas por conveniencias del estudio científico.
El Gran Plano Físico, y sus siete planos menores, es la división que comprende todos los fenómenos del universo que se refieren a las cosas, fuerzas
y manifestaciones físicas. Incluye todas las formas de lo que conocemos
como materia, y toas las formas de lo que llamamos energía o fuerza. Pero
se debe recordar que la Filosofía Hermética no reconoce la materia como
una cosa en sí misma, o como si tuviera una existencia separada de la mente
del TODO. La proposición es que la materia no es más que una forma de
energía, esto es, energía de una intensidad vibratoria inferior de cierta clase.
Y de acuerdo con ello, los herméticos clasifican la materia bajo el título de
energía, y le adjudican tres de los siete planos menores del Gran Plano
Físico.
Dichas siete divisiones menores son las siguientes:

I.EL PLANO DE MATERIA (A)
II.EL PLANO DE MATERIA (B)
III.EL PLANO DE MATERIA (C)
IV.EL PLANO DE SUSTANCIA ETÉRICA.
V.EL PLANO DE ENERGÍA (A)
VI.EL PLANO DE ENERGÍA (B)
VII.EL PLANO DE ENERGÍA (C)

El Plano de Materia A comprende las formas materiales sólidas, líquidas
y gases, tal como lo reconocen generalmente las obras de texto físicas. El
Plano de Materia B comprende ciertas formas más elevadas y sutiles de la
existencia que la ciencia recién comienza a conocer: los fenómenos de la
materia radiante, bajo sus fases de radium, etc., que pertenecen a la subdivisión más inferior de este plano menor. El Plano de la Materia C
comprende formas de la materia más sutil y tenue, cuya existencia ni
siquiera sospechan los hombres de ciencia actuales. El Plano de la sustancia
Etérea comprende lo que la ciencia denomina «éter», sustancia de tenuidad
extrema y de prodigiosa elasticidad, que compenetra todo el Espacio Universal y que obra como médium para la transmisión de ondas
de energía tales como la luz, el calor, la electricidad, etc. Esta sustancia
etérica es el eslabón de unión entre la llamada materia y la energía, participando de la naturaleza de ambas. La doctrina hermética dice que ese plano
tiene siete subdivisiones (como las tienen los demás planos menores), y
que, en realidad, hay siete éteres en vez de uno.
Inmediatamente después viene el Plano de la Energía A, que comprende
las formas de energía que la ciencia conoce corrientemente, siendo sus siete
subdivisiones respectivamente: Calor, Luz, Magnetismo, Electricidad,
Atracción (gravitación, cohesión, afinidad química, etc.) y otras varias formas de fuerza que revelan los experimentos científicos, pero que aún no han
sido denominadas o clasificadas. El Plano de la Energía B
comprende siete subdivisiones de las más elevadas modalidades de energía, que aún no ha descubierto la ciencia, pero que han sido llamadas
«Las Fuerzas Sutiles de la Naturaleza», cuya manifestación se provoca mediante ciertos fenómenos mentales, cuyos fenómenos son posibles merced a
ellas. El Plano de la Energía C comprende siete subdivisiones de energía tan
elevadamente organizada que tiene muchas de las características de la vida,
pero no son reconocidas por el hombre en el actual estado de desarrollo,
siendo utilizables solamente para los seres del Planeta Espiritual. Esa en-
ergía es inconcebible y puede ser considerada casi como «poder divino».
Los seres que la emplean son como dioses, aun comparándolos con el tipo
humano más elevado que conozcamos.
El Gran Plano Mental comprende esas formas de cosas vivientes que
conocemos en la vida ordinaria, así como otras formas no tan bien conocidas, salvo por los ocultistas.
La clasificación de los siete planos mentales menores no es muy satisfactoria sino más bien arbitraria (salvo que se acompañara por complicadas explicaciones que son ajenas al propósito de este libro), pero la
mencionaremos.
I.EL PLANO DE LA MENTE MINERAL
II.EL PLANO DE LA MENTE ELEMENTAL A
III.EL PLANO DE LA MENTE VEGETAL
IV.EL PLANO DE LA MENTE ELEMENTAL B
V.EL PLANO DE LA MENTE ANIMAL
VI.EL PLANO DE LA MENTE ELEMENTAL C
VII.EL PLANO DE LA MENTE HUMANA.

El Plano de la Mente Mineral comprende los estados o condiciones de las
unidades o entidades, o grupos y combinaciones de las mismas, que animan
las formas conocidas bajo el nombre de minerales, substancias químicas,
etc. Estas entidades no deben ser confundidas con las moléculas, átomos y
corpúsculos siendo estos últimos sólo el cuerpo material de dichas entidades, así como el cuerpo del hombre no es más que su forma material y no
él mismo. A esas entidades se las puede llamar «almas» en cierto sentido, y
son seres vivientes de escaso grado de desarrollo, vida y mentalidad, apenas
un poco más que las unidades de «energía viviente» que comprenden las
subdivisiones superiores del más elevado plano físico. El hombre corriente
no suele atribuir mente, alma o vida al reino mineral, pero todos los
ocultistas reconocen la existencia del mismo, y la ciencia moderna se está
encaminando rápidamente hacia este punto de vista. Las moléculas, átomos
y corpúsculos tienen sus «odios y amores», gustos y desagrados, atracciones y repulsiones, afinidades y no-afinidades, etc., y algunos hombres de
ciencia han expresado la opinión de que el deseo y la voluntad, las emociones y sentimientos de los átomos sólo difieren en grado de los del hombre. No tenemos espacio para discutir el asunto aquí.
Todos los ocultistas saben que es un hecho, y otros se refieren a los descubrimientos científicos más recientes para que se vea su corroboración.
Este plano tiene las siete subdivisiones habituales.
El Plano de la Mente Elemental A comprende el estado o condición y
grado de desarrollo mental y vital de una clase de entidades desconocidas
para el hombre corriente, pero que el ocultista conoce. Son invisibles para
los sentidos ordinarios del hombre, pero, no obstante, existen y desempeñan
su papel en el Drama del Universo. Su grado de inteligencia es intermedio
entre las entidades minerales y químicas por una parte y las entidades del
reino animal por la otra. Hay siete subdivisiones en este plano también.
El Plano de la Mente Vegetal y sus siete subdivisiones comprende los estados o condiciones de las entidades que encierra el mundo vegetal, los
fenómenos mentales y vitales que se conocen corrientemente.
Muchas e interesantes obras científicas se han escrito últimamente sobre
la mente y la vida en las plantas. Los vegetales tienen vida, mente y alma,
tanto como los animales, el hombre y el superhombre.
El Plano de la Mente Elemental B y sus siete subdivisiones comprende
los estados y condiciones de una forma de elementales o entidades
invisibles, que hacen su obra en el Universo, cuya mente y vitalidad forma parte de la escala entre el Plano de la Mente Vegetal y el Plano de la
mente Animal, participando dichas entidades de la naturaleza de ambos.
El Plano de la Mente Animal y sus siete subdivisiones comprende los estados y condiciones de las entidades, seres o almas, que animan los cuerpos
vivientes de los animales y que son familiares a todos. No es necesario entrar en detalles concernientes a este reino o plano de vida, porque el mundo
animal nos es tan familiar como el nuestro propio.
El Plano de la Mente Elemental C y sus siete subdivisiones comprende
las entidades o seres invisibles, que participan de la naturaleza de la vida
animal y humana, en determinado grado y combinación. Los elementos
pertenecientes a este plano y que están en el grado más elevado del mismo,
son semihumanos en inteligencia.
El Plano de la mente Humana y sus siete subdivisiones comprende las
manifestaciones de la vida y mentalidad que son comunes al hombre en sus
varios grados y divisiones. En este punto debemos indicar el hecho de que
el hombre corriente actual ocupa la cuarta subdivisión del Plano de la mente
Humana, y sólo los más inteligentes han cruzado los límites de la quinta
subdivisión. Millones de años ha empleado la raza para alcanzar este estadio, y tardará muchos años más en llegar a las subdivisiones sexta y séptima. Pero debemos recordar que ha habido razas anteriores a las nuestras
que han pasado por esos grados y después más allá de ellos. Nuestra propia
raza es la quinta (con más los rezagados de la cuarta) que huella el Sendero.
En ella ha habido unas cuantas almas avanzadas que han sobrepasado a la
masa y han llegado a la sexta y hasta la séptima subdivisión, y algunos un
poco más allá todavía. El hombre de la sexta subdivisión será el superhombre, y el de la séptima el ultra hombre.
Al considerar los siete planos mentales menores nos hemos referido a los
tres planos elementales en un sentido general. No deseamos entrar en mayores detalles en esta obra, porque el asunto no pertenece a este plano de la
filosofía y enseñanzas generales. Pero hemos dicho esto para dar una idea
un poco más clara de las relaciones de estos planos con los que nos más familiares. Los Planos Elementales guardan la misma relación en mentalidad
y vitalidad con los Planos Mineral, Vegetal, Animal y Humano, que las
teclas negras de un piano con las blancas. Las teclas blancas bastan para
producir música, pero hay ciertas escalas, melodías
y armonías en las que las teclas negras desempeñan su parte, siendo necesaria su presencia. Son también necesarias como eslabones de unión en las
condiciones anímicas, o estados de ser diversos, entre los demás planos, alcanzándose así ciertas formas de desenvolvimiento. Y
este hecho dará al lector que pueda leer entre líneas una luz nueva sobre
el proceso de la evolución, una nueva clave para la secreta puerta de la vida
que se oculta entre reino y reino. Todos los ocultistas conocen perfectamente esos grandes reinos de Elementales, y las obras esotéricas están
llenas de alusiones a los mismos.
Pasando del gran Plano Mental al Gran Plano Espiritual, ¿qué es lo que
podríamos decir?, ¿Cómo podríamos explicar esos elevados estados del ser,
de la vida y de la mentalidad a mentes que son todavía incapaces de comprender las subdivisiones más elevadas del Plano de la Mente Humana? Esa
tarea es imposible. Sólo podemos hablar en los términos más generales.
¿Cómo podría describirse la luz a un hombre que haya nacido ciego?,
¿Cómo explicar el azúcar a quien nunca ha probado algo dulce?, ¿Cómo
hablar de armonía a un sordo?.
Todo lo que podemos decir es que los siete planos menores del Gran
Plano Espiritual (cada uno de los cuales tiene las usuales siete subdivisiones), comprenden seres tan superiores al hombre actual como este último
es superior al gusano o quizás a formas aún inferiores. La vida de esos seres
trasciende tanto a la nuestra que ni siquiera podemos pensar en los detalles
de las mismas. Su mente es tan elevada que, por ellos, nosotros apenas si
pensamos, y nuestros procesos mentales les parecen puros procesos materiales. La materia que forma sus cuerpos es del plano más elevado, y algunos
se dicen que están envueltos por pura energía. ¿Qué es lo que podría decirse
sobre tales seres?
En los siete planos menores del Gran Plano Espiritual existen seres de
quienes hablamos como Ángeles, Arcángeles o semi-dioses. En los planos
menores inferiores viven aquellos a quienes damos el nombre de Maestros y
Adeptos. Sobre ellos están las grandes jerarquías de huestes angélicas, inconcebibles para el hombre, y sobre ellas están los que sin irreverencia alguna podrían llamarse dioses, pues su grado de elevación en la escala es tan
alto, tan grande su poder e inteligencia, que sobrepasan a todas las concepciones que el hombre se ha formado sobre la Deidad. Esos hombres están
de todo cuanto se pueda imaginar, siendo la palabra «Divino» la única que
se les podría aplicar. Muchos de esos seres, incluso las huestes angelicales,
tienen sumo interés por las cosas
del Universo y desempeñan un papel importantísimo en sus procesos.
Esas invisibles divinidades y auxiliares angélicas ejercen su influencia
libremente y poderosamente en la obra de la evolución y del progreso cósmico. Su intervención ocasional y auxilio directo en los asuntos humanos
han dado origen a muchas leyendas, creencias, religiones y tradiciones de
las razas pasadas y actuales. Han superpuesto su conocimiento y poder sobre el mundo una y otra vez, todo bajo la ley del TODO, por supuesto.
Pero sin embargo, aún esos elevadísimos seres existen meramente como
creaciones de la mente del TODO y están sujetos a los procesos cósmicos y
a las leyes universales. Son todavía mortales, podemos llamarlos «dioses»
si nos agrada, pero no son más que nuestros hermanos mayores: las almas
avanzadas que han sobrepasado a sus compañeras y que han renunciado
temporalmente al éxtasis de la absorción en el TODO, para poder ayudar a
la raza en su ascendente jornada en el Sendero. Pero pertenecen al Universo
y están sujetos a sus condiciones —son mortales y su plano es inferior al
del Espíritu Absoluto.
Sólo los herméticos más avanzados son capaces de comprender las enseñanzas secretas concernientes al estado de existencia y a los poderes manifestados en los planos espirituales. El fenómeno es tan superior al que se
produce en los Planos Mentales que cualquier intento de descripción sólo
serviría para producir una gran confusión de ideas.
Únicamente aquellos cuya mentalidad ha sido cuidadosamente educada
en la Filosofía Hermética durante años enteros, y los que han traído consigo, de encarnaciones anteriores, el conocimiento adquirido previamente,
pueden comprender adecuadamente lo que significan las enseñanzas referentes a los planos espirituales. Y muchas de ellas las guardan celosamente
los herméticos por considerarlas demasiado sagradas, importantes y hasta
peligrosas, como para divulgarlas públicamente. El estudiante inteligente
comprenderá lo que esto significa si dijéramos que el significado de la palabra «Espíritu», tal como lo usan los herméticos, es sinónimo de «poder
viviente», de fuerza animada, de esencia interna o vital, etc., significación
que no debe confundirse con lo que generalmente se atribuye al término en
cuestión: «religioso, eclesiástico, espiritual, etéreo, santo, etc.». El ocultista
emplea la palabra Espíritu en el sentido de «principio animador», lo que lleva consigo la idea de poder, de energía viviente, de fuerza mística, etc. El
ocultista sabe muy bien que lo que él conoce como poder espiritual puede
ser empleado con fines buenos o malos (de acuerdo con el principio de
polaridad),
hecho que ha sido reconocido por la mayoría de las religiones en sus concepciones de Satanás, Belcebú, el Diablo, Lucifer, Ángeles caídos, etc.
por esta razón el conocimiento referente a esos planos ha sido mantenido
en el secreto, en el Santuario de los Santuarios de todas las fraternidades
esotéricas y órdenes ocultas. Ha sido guardado en la más secreta cámara del
Templo. Pero, y esto si podemos decirlo, los que han alcanzado grandes
poderes espirituales y los han empleado mal se han creado un Destino terrible, y la oscilación del péndulo del Ritmo inevitablemente los llevará al otro
extremo de la existencia material, desde cuyo punto tendrán que volver nuevamente a hacer el mismo camino a lo largo de las múltiples espirales del
Sendero, pero siempre tendrán como castigo el recuerdo vibrante de las
cumbres donde cayeron debido a su mal obrar.
Las leyendas sobre los ángeles caídos tienen una base real, como saben
todos los ocultistas. La lucha interesada por el poder en los planos espirituales inevitablemente produce que el alma egoísta pierda su equilibrio espiritual y caiga tan abajo como había ascendido. Pero, aun a estas almas, se
les presenta la oportunidad de volver sobre sus pasos, y hacen la jornada de
vuelta pagando la tremenda penalidad, de acuerdo con la invariable ley.
Para concluir, recordamos que, de acuerdo con el principio de Correspondencia que encierra la verdad de que «Como es arriba, es abajo; como es
abajo, es arriba», todos los siete principios herméticos están en plena operación en los diversos planos, físico, mental y espiritual.
El Principio de la Sustancia Mental se aplica, por supuesto, a todos los
planos, porque todos están en la mente del TODO. El Principio de Correspondencia se manifiesta en todos, porque existe analogía, acuerdo, correspondencia y concordancia entre los varios planos. El Principio de Vibración se manifiesta también en todos los planos, pues las diferenciales
que los dividen son consecuencia de la vibración, como ya hemos explicado. El Principio de Polaridad se manifiesta en cada plano, siendo los extremos o polos aparentemente opuestos y contradictorios. El Principio del
ritmo se manifiesta en cada plano, con flujo y reflujo, ascenso y descenso,
ingreso y egreso. El Principio de Causa y Efecto se manifiesta en cada
plano, teniendo todo efecto su causa y toda causa su efecto. El Principio de
Género se manifiesta en cada plano, estando siempre expresada la energía
creadora y operando mediante los aspectos masculino y femenino.
«Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba». Los milenarios axiomas herméticos encierran los grandes principios de los fenómenos
universales. Conforme vayamos considerando los restantes principios,
veremos cada vez más clara la verdad de la naturaleza universal de este
gran Principio de Correspondencia.
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