ÍndiceEL CHAQUETÓN ROJO
2 participantes
EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA :: Grandes Poetas y Escritores Consagrados :: Talentos de la Poesía
Página 1 de 1.
EL CHAQUETÓN ROJO
por Juan Antonio Mar Mayo 07, 2013 12:53 am
EL CHAQUETÓN ROJO
Observó a su mujer al pasar la calle, llevaba el chaquetón rojo que siempre decía que iba a tirar pero que siempre terminaba recuperando, año tras año del fondo del armario, ella era así con todo… y justamente esa singularidad fue lo que le atrajo de ella cuando la conoció… la misma ropa una y otra vez, los montones de pintalabios que nunca tocaba, aquella canción que siempre cantada, cuando cocinaba croquetas, formaba parte de una vida que le parecía ajena, que quería abandonar entre el segundo plato y el postre, se daba cuenta de la incongruencia a la vez extraña e ilógica del lugar que había elegido para dejarla precisamente allí se había dado cuenta por primera vez que ya no la quería cuando ella esbozó una sonrisa el sintió la ganas de gritar !!!te voy a dejar así que no sonrías más!!!, pero simplemente le ofreció un poco de su aperitivo, eso era algo que también le sacaba de quicio de su mujer, ella nunca pedía aperitivo ni postre pero siempre se comía los de él casi enteros y lo peor de todo es que el siempre terminaba pidiendo lo que le gustaba a ella, ya no sé si realmente me gustan lo profiteroles pensó con aire grave y solemne, cuando ella se echó a llorar como no lo había hecho nunca, lo primero que pensó es que ella sabía que la iba a dejar por Isabel la fogosa azafata a la que amaba desde hacía años, ya está pensó él, lo sabe, hace tiempo que lo sabe, debería de habérmelo imaginado, sin dejar de llorar ella sacó unos papeles del bolso y se los entregó, con una terminología medica aséptica decía que tenía una enfermedad degenerativa en fase terminal, en un instante el motivo de su almuerzo se esfumó de su pensamiento y una extraña voz metálica empezó a decirle ¡ tienes que estar a la altura de las circunstancias! Y eso fue lo que hizo para empezar, pidió tres raciones de profiteroles para llevar y envió un mensaje por el móvil a su amante ¡olvídame lo nuestro termino!
Dispensó a su mujer todas las atenciones que hasta entonces ella le había reclamado, colgar los cuadros que esperaban por toda la casa, acompañarla al cine por la tarde para ver sus películas preferidas, ir de rebajas con ella pese a detestar las compras, leer en voz alta Murakami mi amor de sputnik y todo, incluso las cosas más insignificantes tenían otro sabor desde que sabía que esa sería la última vez que podía hacerlas para ella…, de tanto comportarse como un hombre enamorado, volvió a enamorarse, y cuando ella falleció en sus brazos, el calló en un coma emocional del que nunca llego a salir…aún hoy, después de muchos años se le encoge el corazón cada vez que ve una mujer con un chaquetón rojo.. .
Juan Antonio
Observó a su mujer al pasar la calle, llevaba el chaquetón rojo que siempre decía que iba a tirar pero que siempre terminaba recuperando, año tras año del fondo del armario, ella era así con todo… y justamente esa singularidad fue lo que le atrajo de ella cuando la conoció… la misma ropa una y otra vez, los montones de pintalabios que nunca tocaba, aquella canción que siempre cantada, cuando cocinaba croquetas, formaba parte de una vida que le parecía ajena, que quería abandonar entre el segundo plato y el postre, se daba cuenta de la incongruencia a la vez extraña e ilógica del lugar que había elegido para dejarla precisamente allí se había dado cuenta por primera vez que ya no la quería cuando ella esbozó una sonrisa el sintió la ganas de gritar !!!te voy a dejar así que no sonrías más!!!, pero simplemente le ofreció un poco de su aperitivo, eso era algo que también le sacaba de quicio de su mujer, ella nunca pedía aperitivo ni postre pero siempre se comía los de él casi enteros y lo peor de todo es que el siempre terminaba pidiendo lo que le gustaba a ella, ya no sé si realmente me gustan lo profiteroles pensó con aire grave y solemne, cuando ella se echó a llorar como no lo había hecho nunca, lo primero que pensó es que ella sabía que la iba a dejar por Isabel la fogosa azafata a la que amaba desde hacía años, ya está pensó él, lo sabe, hace tiempo que lo sabe, debería de habérmelo imaginado, sin dejar de llorar ella sacó unos papeles del bolso y se los entregó, con una terminología medica aséptica decía que tenía una enfermedad degenerativa en fase terminal, en un instante el motivo de su almuerzo se esfumó de su pensamiento y una extraña voz metálica empezó a decirle ¡ tienes que estar a la altura de las circunstancias! Y eso fue lo que hizo para empezar, pidió tres raciones de profiteroles para llevar y envió un mensaje por el móvil a su amante ¡olvídame lo nuestro termino!
Dispensó a su mujer todas las atenciones que hasta entonces ella le había reclamado, colgar los cuadros que esperaban por toda la casa, acompañarla al cine por la tarde para ver sus películas preferidas, ir de rebajas con ella pese a detestar las compras, leer en voz alta Murakami mi amor de sputnik y todo, incluso las cosas más insignificantes tenían otro sabor desde que sabía que esa sería la última vez que podía hacerlas para ella…, de tanto comportarse como un hombre enamorado, volvió a enamorarse, y cuando ella falleció en sus brazos, el calló en un coma emocional del que nunca llego a salir…aún hoy, después de muchos años se le encoge el corazón cada vez que ve una mujer con un chaquetón rojo.. .
Juan Antonio
Juan Antonio- Cantidad de envíos : 917
Puntos : 45473
Fecha de inscripción : 23/09/2012