ME CONOCES

Y sólo tú 
me conoces
no como quisieras.
Soy un poco de todos y de nadie.
Me he convertido en una multitud en miniatura.
Aguardo. Aún aguardo un atardecer en París.
Moriré soñando con ciudades que no conozco.
No podré decir "Bonjour monsieur"
ni escribiré poemas frente a los Alpes.
Si desfallezco y caigo de estos versos
es el fin.
Brindemos mientras.
No es importante la vida ni la muerte,
"mon chére" sino la euforia.
¿Qué has hecho para merecer la vida?
No me conoces
como tampoco habré yo de conocerte.
Sin embargo, quién podría asegurar
que al caer de estos versos
mi madre no morirá de tristeza
y después, después del té y de los amigos
cómo no recordar tranquilamente
en una ciudad lejana
a quienes nunca existieron


CLARA LECUONA VARELA