EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA
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LO QUE PUEDE OCURRIR EN UN CAMBO DE AVENA SALVAJE

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LO QUE PUEDE OCURRIR EN UN CAMBO DE AVENA SALVAJE Empty LO QUE PUEDE OCURRIR EN UN CAMBO DE AVENA SALVAJE

Mensaje por Bernice Dom Abr 21, 2024 4:30 am


LO QUE PUEDE OCURRIR EN UN CAMBO DE AVENA SALVAJE

"… El sol apenas había aparecido cuando salimos de la casa. Buscábamos
codornices, cada quien con su escopeta, pero teníamos solo un perro. Morgan dijo
que el mejor sitio de cacería estaba pasando cierta cadena montañosa que me
señaló, y la atravesamos por una vereda que cruzaba el chaparral. Del otro lado
había un suelo comparativamente llano, totalmente cubierto de avena salvaje.
Conforme salíamos del chaparral, Morgan iba apenas algunos metros por delante.
De repente escuchamos, a una corta distancia a nuestra derecha y un poco adelante,
un ruido como el de algún animal revolviéndose en los arbustos, que pudimos ver
que se agitaban violentamente.
"'Asustamos a un ciervo', dije. 'Ojalá hubiéramos traído un rifle'.
"Morgan, quien se había detenido y observaba con atención el agitado chaparral, no
dijo nada, pero había amartillado ambos cañones de su arma y la sostenía listo para
apuntar. Me pareció un poco excitado, lo que me sorprendió, pues tenía la
reputación de contar con extraordinaria sangre fría, aun en momentos de repentino
e inminente peligro.
"'Oh, vamos', dije. 'No va a dispararle a un ciervo con perdigones,
¿verdad?'.
"Siguió sin responder; pero al ver por un momento su cara cuando se volvió
ligeramente hacia mí me impresionó la intensidad de su expresión. Entonces
comprendí que estábamos en una situación delicada y mi primera conjetura fue que
nos habíamos topado con un oso grizzly. Avancé hacia el costado de Morgan,
amartillando mi arma mientras me movía.
"Los arbustos estaban ya quietos y los sonidos habían cesado, pero Morgan estaba
tan atento al lugar como antes.
"'¿De qué se trata? ¿Que demonios es?', pregunté.
"'¡Esa Maldita Cosa!', replicó sin volver la cabeza. Su voz era gruesa e innatural.
Temblaba visiblemente.
"Me encontraba a punto de decir algo más cuando noté que la avena salvaje, cerca
del lugar del disturbio, se movía del modo más inexplicable. Apenas puedo
describirlo. Parecía como agitada por un golpe de viento, que no sólo la doblaba
sino la oprimía hacia abajo - la aplastaba de modo que no volvía a levantarse, y este
movimiento se desplazaba lentamente justo hacia nosotros.
"Nada que haya visto en mi vida me había afectado con tanta extrañeza como este
raro e inexplicable fenómeno, y sin embargo no logro recordar sentimiento alguno
de miedo. Recuerdo - y lo cuento aquí porque, extrañamente, lo recordé en ese
momento - que una vez al asomarme por una ventana abierta por un instante
confundí un pequeño árbol cercano con parte de un grupo de árboles más grandes
que se encontraban a cierta distancia. Se veía del mismo tamaño que los otros, pero
al estar más claramente definido en masa y detalle parecía desentonar con ellos. Era
una mera falsificación de las leyes de la perspectiva, pero me sorprendió y casi me
aterró. Dependemos tanto de la ordenada operación de las familiares leyes de la
naturaleza que cualquier aparente suspensión de ellas parece ser una amenaza a
nuestra seguridad, una advertencia de impensables calamidades. Así que ahora el
movimiento, al parecer sin motivo, de las hierbas y la lenta, directa aproximación de
la línea de disturbio eran claramente inquietantes. Mi compañero parecía estar en
verdad asustado, ¡y no pude creer a mis sentidos cuando ví que repentinamente se
llevó el arma al hombro y disparó ambos cañones al agitado grano! Antes de que se
dispersara el humo de la descarga escuché un potente grito salvaje - un aullido
como el de un animal salvaje - y lanzando su arma al suelo Morgan escapó corriendo
a toda velocidad. Al mismo tiempo fui lanzado violentamente al suelo por el impacto
de algo invisible entre el humo - alguna sustancia suave, pesada, que pareció
lanzada contra mí con gran fuerza.
"Antes de que pudiera levantarme y recuperar mi arma, que había sido arrancada de
mis manos, oí gritar a Morgan como en mortal agonía, y mezclados con sus gritos
había sonidos tan roncos y salvajes como los que emiten los perros al pelear.
Inexpresablemente aterrorizado, logré ponerme de pie y mirar en la dirección de la
huída de Morgan; y ¡que el Cielo me libre de otra visión como esa! A una distancia
de menos de treinta metros estaba mi amigo, sobre una rodilla, con la cabeza hacia
atrás a un ángulo imposible, sin sombrero, su largo cabello en desorden y su cuerpo
completo moviéndose violentamente de lado a lado, hacia adelante y atrás. Su brazo
derecho estaba levantado y parecía faltarle la mano - al menos, yo no podía verla. El
otro brazo era invisible. En ocasiones, según mi memoria reporta esta extraordinaria
escena, podía discernir sólo parte de su cuerpo; era como si hubiera sido
parcialmente borrado - no sé de qué otro modo expresarlo - y después un cambio
de posición volvía a hacerlo visible.
"Todo esto debe haber ocurrido en unos pocos segundos, pero en ese lapso
Morgan asumió todas las posiciones de un luchador decidido, derrotado por una
fuerza y peso superiores. No vi nada más que a él, y a él no siempre claramente.
Durante el incidente entero sus gritos y maldiciones se escucharon, como envueltos
en una mezcla de rugidos de rabia y furia, ¡como nunca los había yo escuchado de la
garganta de hombre o animal!
"Por un momento permanecí indeciso, y después, soltando mi arma, corrí en auxilio
de mi amigo. Tenía la vaga creencia de que estaba sufriendo de un ataque, o de
alguna forma de convulsión. Antes de que pudiera llegar a su lado estaba derribado
y silencioso. Todo sonido había cesado, pero con un sentimiento de terror que aún
estos horribles eventos no habían insporado, vi de nuevo el misterioso movimiento
de la avena salvaje, desplazándose del área pisoteada en que yacía el hombre hacia
la orilla del bosque. Fue sólo cuando alcanzó el bosque que pude alejar mis ojos
para ver a mi compañero. Estaba muerto".


AMBROSE BIERCE
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